Es, sin duda, la más antigua de todas. De planta casi cuadrada con otras dos edificaciones adosadas a izquierda y derecha de la puerta de entrada, y cubierta abovedada de envolvente hemisférica. Por su forma y por su situación en un despoblado, tiene gran parecido a un morabito árabe. La bóveda está rematada en su centro con una construcción prismática que bien pudiera tratarse de un poste geodésico o cota de altura. La superficie interior es de unos 50 metros cuadrados.

Está enclavada en una elevación del terreno, próxima al Cerro del Peón y del camino y Fuente de La Casa, en una cerca de la finca Zamoreja, propiedad del vecino de esta villa Cipriano Torres Rosa, “El Olivero”.

Pudo tener su importancia y utilización entre 1.700 y 1.800, cuando se agrupaban los colonos alrededor del Cortijo y Casa de Zamoreja que, por entonces, era del Marqués de Bélgida y San Juan de Piedras Albas, quien además ostentaba el nobiliario título de Marqués de Castrofuerte, por el que es más conocido entre los vecinos de esta villa.

Desde luego, se conoce que en 1.828, según un informe del Sr. Cura Párroco de esa fecha, ya estaba arruinada, pues así lo dice cuando habla sobre los “Monumentos que existían en el pueblo… y otra, en despoblado, arruinada, distante media legua del pueblo, en la Dehesa de Zamoreja…”.

Pascual Madoz, entre 1845-50, también la cita en su Diccionario histórico-geográfico sobre Extremadura, como arruinada.

Hay otra hipótesis, no muy descabellada, sobre esta ermita, pues a juzgar por su típica construcción y el paraje donde está ubicada, bien pudiera tratarse de un convento franciscano asentado en este lugar y de donde pudiera proceder el retablo de San Antonio Abad y, tal vez también, la escultura del Cristo de la Salud. Desde luego, hay hechos, palabras y términos que pueden justificar esta procedencia, tales como el paraje, alejado de la población, solitario, con una pequeña huerta, pozo y árboles frutales. El camino y fuente de “La Casa” así como esta clara denominación como ha llegado a nuestros días de “La Casa” (franciscana), creo que son bastante significativas como para pensar en la posible existencia de este convento en el sitio de referencia.

Su actual propietario la tiene bastante bien conservada. El acceso a la misma es bastante difícil pues los caminos se encuentran en malas condiciones y sólo con vehículos apropiados o con bestias es posible llegar.

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